miércoles, 18 de enero de 2012

Consiguen alterar tecnológicamente el juicio moral



Neourocientíficos del MIT, liderados por Rebecca Saxe, han mostrado que efectivamente pueden modificar el juicio moral de la gente mediante la perturbación de esa zona específica del cerebro. El hallazgo podría ayudar a revelar cómo el cerebro construye la moralidad.

Para juzgar moralmente a terceros necesitamos frecuentemente inferir sus intenciones, una habilidad conocida como "teoría de la mente". Por ejemplo, si un cazador dispara a un compañero en una partida de caza necesitamos saber qué estaba pensando: ¿tenía celos secretos o simplemente confundió a su amigo con un pato?

En estudios previos se había mostrado que la región cerebral conocida por unión parietal temporal (o TPJ en sus siglas inglesas) se activaba fuertemente cuando pensamos acerca de las intenciones de los demás, sus pensamientos o creencias. En el nuevo estudio los investigadores perturbaron temporalmente la actividad de TPJ mediante la inducción de una corriente el cerebro, inducción que se conseguía gracias a la aplicación de un campo magnético desde el exterior del cráneo. Encontraron que la habilidad del sujeto de hacer juicios morales, que requerían la comprensión de las intenciones de terceros (como por ejemplo en un intento de asesinato fallido), se veía dañada.

Según Liane Young (autora principal del artículo de PNAS en donde se publica este trabajo) el estudio ofrece una prueba llamativa de que a TPJ derecha, que está localizada en la superficie del córtex por encima y detrás del oído derecho, es crítica a la hora de elaborar juicios morales. El resultado es también asombroso, ya que bajo circunstancias normales la gente está muy segura y es consistente de esta clase de juicios morales.

dijo:
"Normalmente se piensa que la moralidad forma parte de un comportamiento de elevado nivel. Ser capaz, con un campo magnético aplicado a una región específica del cerebro, de cambiar esto es realmente pasmoso"


Los investigadores usaron un técnica no invasiva denominada Estimulación Magnética Trascraneal (o TMS) para interferir selectivamente en la actividad cerebral de la TPJ derecha. Un campo magnético muy intenso aplicado a un área pequeña del cráneo crea unas corrientes débiles que interfieren en la actividad nerviosa de las neuronas situadas justo debajo, siendo el efecto temporal.

En uno de los experimentos los voluntarios fueron expuestos a 25 minutos de TMS antes de que realizaran un test o prueba en el que se describían varios escenarios sobre los que tenían que tomar un juicio moral en una escala de entre 1 (absolutamente prohibido) y 7 (absolutamente permitido).

En un segundo experimento se les aplicó un pulso magnético de medio segundo en el momento en el que a los sujetos se les pedía el juicio moral. Así por ejemplo, se les preguntaba si era permisible que alguien dejara que su novia cruzara un puente que sabía que era inseguro, incluso si ella terminaba al otro lado sin sufrir ningún daño. En ese caso un juicio basado solamente en el resultado mantenía al perpetrador sin culpa, incluso aunque aparentemente tenía intenciones de causar daño.

En ambos experimentos los investigadores encontraron que se alteraba la TPJ derecha y los sujetos eran más proclives a juzgar los intentos de causar daño como moralmente permitidos. Por tanto, los investigadores creen que la TMS interfirió con la habilidad de los sujetos a interpretar las intenciones de los otros, forzándolos a basarse en la información del resultado final para realizar el juicio.

El próximo paso de estos investigadores será estudiar el papel de la TPJ derecha en el juicio sobre gente que es moralmente afortunada o no. Por ejemplo, un conductor borracho que atropella a un peatón sería desafortunado comparado con otro conductor borracho que retorna a casa sin sufrir percances, pero el primero tiende a ser juzgado más duramente.

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